Las tiendas en el Reino Unido se llenan de ladridos: ¿moda futurista o caos vintage?
Los perros ya no se quedan en casa, y mucho menos cuando sus dueños salen de compras. Tiendas en el Reino Unido han comenzado a abrir sus puertas a los mejores amigos del ser humano, dando paso a una nueva experiencia de compra que combina el estilo con el amor por las mascotas. Desde grandes cadenas de moda hasta tiendas de decoración, el concepto de “dog-friendly” está en auge, pero ¿cómo afecta esto a la dinámica del consumo y qué implica para los clientes que no comparten el mismo entusiasmo por los caninos?
La moda se vuelve pet-friendly: Inditex marca la pauta
El Grupo Inditex, uno de los gigantes de la moda global, ha sido pionero en esta tendencia, permitiendo la entrada de mascotas en sus tiendas, independientemente del tamaño del animal, siempre que se cumplan las normativas vigentes. Esto incluye cadenas como Zara, Massimo Dutti y Stradivarius, que ya permiten a los clientes pasear entre las perchas acompañados de sus perros. La normativa: correa obligatoria y, para las razas consideradas potencialmente peligrosas, bozal. ¿Quién dijo que ir de compras no podría ser una actividad compartida?
Este enfoque no es exclusivo de Inditex. Otras cadenas como Mango o Calzedonia también han adoptado políticas similares. Sin embargo, no todos los minoristas siguen esta corriente. Primark, por ejemplo, solo permite perros pequeños, y marcas como Marks & Spencer y John Lewis aún tienen sus reservas.
Pero aquí surge una duda: ¿qué pasa cuando ni los propios empleados conocen estas políticas? Como señalaba Lula, una clienta frustrada, al intentar entrar con su perro en Pull & Bear, se encontró con la negativa del personal de seguridad, a pesar de que la política oficial permitía la entrada de mascotas. Esta desconexión entre la central y los empleados genera confusión y, en muchos casos, decepción entre los compradores. “Aquí ni dios se conoce la política de Inditex como no tenga perro”, ironizaba en las redes sociales.
¿El futuro del retail es “dog-friendly” o una moda pasajera?
Al permitir perros en sus tiendas, los minoristas no solo están apelando a la creciente comunidad de dueños de mascotas, sino que también están redefiniendo lo que significa salir de compras. Hoy, un paseo por Zara o Leroy Merlin puede incluir no solo la búsqueda de la última tendencia en moda o decoración, sino también un paseo con el perro por los pasillos.
Pero este giro pet-friendly no es perfecto. Los clientes sin perros pueden sentirse incómodos o incluso irritados por la presencia de animales, especialmente si estos no están bien educados. Las preocupaciones sobre la higiene y el comportamiento son comunes, y no son pocos los que se preguntan si esta inclusión no termina perjudicando la experiencia de otros compradores. Un comentario en redes sociales reflejaba esta inquietud: “¿Por qué yo no puedo con mi husky y puede entrar un perro pequeño? Mi perra no ladra jamás y esos perritos se ponen a ladrar por cualquier cosa”. La política de discriminación por tamaño, aunque comprensible por cuestiones de espacio, sigue siendo un tema de debate candente.
H&M ha optado por una solución intermedia, permitiendo solo perros pequeños (menos de 10 kg), al igual que otras marcas como El Corte Inglés, donde los perros de mayor tamaño aún tienen prohibida la entrada. IKEA, conocida por ser bastante flexible, permite hasta dos mascotas por familia, con excepción de las áreas de restauración, donde el acceso está restringido por razones de higiene.
El impacto en la experiencia de compra: entre lo futurista y lo caótico
A simple vista, permitir perros en las tiendas puede parecer una movida vanguardista, una apuesta por el futuro del retail donde los perros no son simplemente mascotas, sino miembros de la familia. Sin embargo, no todos ven esta tendencia con buenos ojos. La convivencia entre compradores y perros plantea ciertos desafíos: desde ladridos inesperados hasta perros que no toleran bien los espacios concurridos. Si bien las tiendas que permiten la entrada de perros suelen esperar que estos estén “bien educados”, no siempre es el caso.
Algunos compradores, especialmente aquellos con alergias o miedo a los perros, pueden encontrar esta nueva política más una molestia que una ventaja. La higiene es otra de las preocupaciones clave. Aunque los dueños de perros tienen la responsabilidad de mantener la tienda limpia, las manchas o los pelos de las mascotas son, inevitablemente, un inconveniente.
Para las tiendas, la cuestión no es solo si pueden atraer a más clientes, sino si el equilibrio entre comodidad y accesibilidad se mantiene. En este sentido, cada tienda debe considerar si el mercado “dog-friendly” es un nicho suficientemente grande como para compensar las posibles pérdidas entre los clientes que prefieren tiendas sin animales.
¿Qué dicen los dueños de mascotas?
Los dueños de perros a menudo celebran estas políticas como una muestra de cómo las tiendas están adaptándose a la realidad de que las mascotas son cada vez más parte integral de la vida familiar. Para muchos, ir de compras es una oportunidad para pasar tiempo con sus perros fuera de casa, y las tiendas que permiten la entrada de mascotas se posicionan como lugares más atractivos para este grupo de consumidores.
No obstante, como lo demuestra la frustración compartida por muchos clientes en línea, las políticas de admisión de perros no siempre son claras ni aplicadas de manera uniforme. Las contradicciones en las políticas de Inditex, por ejemplo, han generado una gran cantidad de quejas, con empleados de tiendas que imponen restricciones no contempladas por la central. Esta falta de claridad no solo afecta a los dueños de perros, sino que también mina la confianza en la marca.
¿Qué sigue?
A medida que más tiendas adoptan políticas “pet-friendly”, la pregunta persiste: ¿cómo mantener el equilibrio entre la inclusión de perros y la comodidad de todos los clientes? Las tiendas deberán continuar ajustando sus políticas y procedimientos para adaptarse a esta nueva realidad, y lo que hoy puede parecer una tendencia innovadora podría terminar siendo un caos si no se gestiona adecuadamente.
¿Es el futuro de las tiendas uno en el que los perros caminen libremente entre las estanterías? ¿O será que, al final, esta moda vintage de comprar con mascotas termine por desvanecerse ante la presión de los clientes que prefieren un espacio sin ladridos ni sorpresas inesperadas? Solo el tiempo lo dirá.